Hace treinta años yacía yo en el pecho de mi madre en un eterno vaivén envuelta entre sus brazos. Hoy después de tres décadas he vuelto al vientre materno, ya que la vida nos ha regalado una pausa sin prisa, sin presión y sin excusas. Por más de 145 días estuvimos encerradas en un espacio confinado. Hoy el mundo está parado y la vida en esta casa se congeló en un abrazo.
Es extraño, he hecho dos cuarentenas en el último año desde que nació mi hijo Ikal. Y por alguna razón me siento como si fuera una puérpera que acaba de dar a luz, ya que el contexto y el registro emocional es muy similar. Esta cuarentena a diferencia de la primera me ha traído mucha ansiedad por el futuro, por mi hijo y por el planeta. La primera cuarentena, post parto, estaba llena de ilusiones.
El encierro se siente más fuerte y agobiante cuando alguien nos lo impone. Cuando tenemos libertad sobre nuestras acciones, y decidimos quedarnos en casa, nos sentimos libres todavía. Ahora no. Mis días son dar pecho, la siesta, cambiar el pañal, jugar, amar, repetir. Siento en el fondo, que la cuarentena es como la maternidad: miles de emociones de soledad, aislamiento, preguntas sin respuestas, ansiedad, reflexiones, ilusiones. Entiéndase estas emociones como un sentimiento ni negativo, ni positivo… simplemente nuevo.
Al menos este segundo encierro lo vivo acompañada de mi madre, y juntas hacemos el ejercicio cotidiano de acompañarnos, guiarnos y cuidarnos. El retratar mi maternidad durante este periodo de tiempo sin tiempo, me ha llevado también a sanar a mi madre. Es un circulo sin fin, ya que ella es el comienzo de mi propia maternidad. Estamos compartiendo unas experiencias que jamás hubiéramos vivido juntas. Este período atemporal me ha permitido retratar la simbiosis entre mi hijo, mi madre y yo, mientras vivimos bajo un mismo techo en total encierro, con una exposición limitada al aire libre.
Explorando la conexión entre madre, hijo y naturaleza, mi proyecto destaca la importancia del medio ambiente en nuestro bienestar colectivo. Desde el confinamiento de mi casa hasta el limitado tiempo que pasamos al aire libre, subrayé la importancia vital de la naturaleza en nuestras vidas. Como este proyecto incluye a mi hijo, también ilustra la importancia de proteger nuestro planeta de una mayor destrucción para dejar un mundo mejor a las generaciones futuras. Hoy en día, somos nosotros los que debemos habitar el mundo de una manera diferente.